Cuando hablo de Shiatsu, no hablo de un simple masaje…ni siquiera de una terapia manual propiamente.
Cuando hablo de Shiatsu, hablo de algo que va mucho más allá…hablo de una terapia corporal que te permite recuperar la capacidad de escucha de tu cuerpo que es innata y que tenemos tan dormida.
La escucha del cuerpo y de los mensajes que nos envía es una puerta de entrada y una de las claves para poder reconocernos, para saber qué nos pasa realmente y qué necesitamos para sentirnos bien.
Porque el cuerpo no miente nunca…es nuestra fuente más sincera y a la que no podemos engañar…algo que nuestra mente sí realiza cuando debemos afrontar algo que nos incomoda…pero el cuerpo tiene su propio lenguaje.
Como dice Alain Vigneau en su libro “Clown Esencial”, nuestro cuerpo es “un libro abierto. Solo hemos de reconocer la escritura que lo compone y descifrar las palabras inscritas en nuestra musculatura, en nuestra manera de andar, nuestra energía corporal, en la intensidad de nuestra mirada, en nuestra manera de llevar la cabeza de un lado o la barbilla en alza, de curvar nuestra espalda, o en el sonido de nuestros pasos…Nuestra historia está grabada en nuestro cuerpo…”
El cuerpo tiene memoria y el Shiatsu és una excelente herramienta para conectar cuerpo y mente (emociones).
Quizás hay quien no esté de acuerdo con esta manera de ver el Shiatsu, y quizás sea porque en realidad de lo que hablo no es de Shiatsu propiamente sino de MI manera de trabajar…
Una forma de trabajar que a lo largo de los años se ha ido transformando hasta convertirse en “MI Shiatsu”… fruto de tomar como base la técnica del Shiatsu Zen y los principios de la Medicina Tradicional China, integrar todas las formaciones que he recibido durante años (acupuntura, auriculoterapia, aromaterapia, reflexología, Flores de Bach)…y claro está, de mi experiencia vital y mi propia personalidad…
Eso es lo que hace que cada terapeuta acabe teniendo su propio estilo y carácter en la forma de trabajar…
Y mi manera de trabajar se caracteriza por acompañar a las personas en su proceso de toma de conciencia física y emocional.
A través del cuerpo ayudo a la persona a reconocer aquello que le genera malestar y a poner conciencia en lo que realmente le pasa y así saber lo que necesita para sentirse bien…mediante el contacto, la escucha del cuerpo, la empatía, la comprensión, la intuición, la relajación y la respiración.